Da Dios almendras al que no tiene muelas
Se emplea con ironía para aludir a quien no puede aprovechar las riquezas o los beneficios que recibe.
(refrain) m. Dicho agudo y sentencioso de uso común.
Se emplea con ironía para aludir a quien no puede aprovechar las riquezas o los beneficios que recibe.
Previene contra la prodigalidad. El que da sin medida ni cabeza puede verse en necesidad, por lo que se debe ser generoso con medida.
Lo que parece imposible de vencer suele ceder con obsequios.
Estima que la gordura realza la belleza física, al tiempo que pondera la belleza sin excesiva delgadez.
Puede emplearse con una intención justificadora para referirse a quien recibe beneficios sin importarle las críticas, si la recompensa merece la pena.
Hay que ser agradecidos y corresponder a la ayuda y a los favores recibidos. Quien dice este refrán señala que está dispuesto a aceptar y hacer concesiones, a recibir ayuda y a ayudar.
Encarece el modo en que actúan las personas sabias, que no se muestran excesivamente agraviadas antes las injurias sino aparentemente comprensivas y con generosidad.
Da a entender que las mayores dificultades se vencen con tenacidad y constancia.
Conviene dar a cada uno lo que corresponde.
Alude a quien porfía contra la razón o un poder mayor, a quien trata de resistir a una fuerza a la que no se puede vencer. No hay que empeñarse en hacer frente a una fuerza superior, pues lo único que se consigue es salir perjudicado, como le sucede a la bestia que pretende dar patadas a la aijada, con lo que se pincha más pronta y profundamente.
No es bueno el apresuramiento, pues con frecuencia malogra lo que pretendemos.
Paradójicamente, el llanto puede deberse a satisfacción y contento.
La sangre, la chinche, el agraz... representan las ingratitudes que a veces llegan de quienes se llaman amigos. Alude a quienes hieren en lo más delicado a las personas que le han otorgado su confianza. Por eso, se recomienda no confiar demasiado en los que se venden por amigos.
La mayor parte de los males que se padecen son la consecuencia de descuidos, errores o desórdenes previos, e incluso de hechos aparentemente poco importantes.
Cuando se emplean elementos de calidad, el resultado es satisfactorio. Se aplica también cuando entre la ascendencia y la descendencia existe una relación de calidad.
Señala que, de la casa rica, son buenos hasta los desperdicios. En sentido general, se aplica también a personas.
Los hijos heredan las cualidades de sus progenitores.
Alude a la mala relación que puede existir con el cuñado, pues, al pertenecer a la familia política, se considera que pueden diferir en gustos y actitudes.
Recrimina la ingratitud de ciertas personas.
Con frecuencia se exagera la riqueza o el linaje de alguien.
Respuesta o comentario a la vista de la evidente carencia de algo. Se suele emplear para aludir a alguien poco inteligente.
En ocasiones el amor puede convertirse en una obsesión y rozar la locura.
Advierte que nadie está seguro en su puesto y que, con frecuencia, el recién llegado desbanca a los que ya estaban, porque, aprovechándose de su confianza, quieren disponer por encima de su superior.
Recrimina los abusos alimenticios, tan dañinos para la salud.
Quienes son de un mismo oficio no suelen cobrarse entre sí, pues, por lo general, hay buena correspondencia entre las personas de un mismo gremio.
Si bien resulta normal equivocarnos, no debemos persistir en ideas o acciones perjudiciales o erróneas.
Con esta frase se apostilla las esperanzas que mantienen la ilusión que no siempre se cumple. Se trata de una frase consolatoria empleada cuando la realidad no ha proporcionado lo que anhelamos.
Se refiere a quien habla conforme a sus inclinaciones o afectos. La palabra, por tanto, revela sus sentimientos o intenciones.
En el intercambio de pareceres puede surgir el medio de resolver un problema. Por eso, se aconseja cambiar impresiones para llegar a acuerdos y aclarar cuestiones.
Señala que la más fundada esperanza de lograr algo pronto puede quedar destruida en un instante, por lo que algo no es seguro hasta que no se tiene.
Cuando se ha saciado el apetito, el ánimo está alegre.
Hay que evitar las ocasiones peligrosas y no dar facilidades a quien nos puede hacer mal.
Los cambios en la vida se producen de un momento a otro, pudiendo pasarse de una situación a otra menos favorable casi sin darnos cuenta.
Critica el exceso de celo. Puede atraer la malevolencia el hecho de comprobar demasiadas veces los bienes, las cosas consideradas valiosas. Denota también que suele perderse lo que más se cuida, por mucho que se haga para resguardarlo.
Se emplea cuando alguien obsequia pródigamente con lo de los demás, precisamente porque a él no le supone gasto o pérdida. Recrimina irónicamente los excesos o las exigencias de ciertas personas. Cuando no hay que pagar, la gente no suele poner límite a su afán de acaparar.
Recomienda ser escéptico con lo que no se conoce directamente. Sin pruebas resulta difícil aceptar la existencia de algo o la veracidad de una argumentación. Por eso, se dice también el refrán Más vale ver que creer (Sbarbi,«ver»), para indicar que las mejores argumentaciones son las pruebas de lo que se afirma.
El refrán apunta a que uno es lo que come. Suele emplearse irónicamente.
La falsa amistad puede ser más peligrosa que la maldad de un enemigo porque nos pilla desprevenidos.
Los principios resultan más entusiastas y ardorosos, tanto en la relación amorosa como en el antiguo juego de cañas, porque las energías van menguando y puede suceder lo que anuncia el refrán: Los amores entran riendo y salen llorando (Correas1627 D124). Este refrán contiene una advertencia escéptica acerca de que el amor empieza a perder atractivo con el conocimiento y la convivencia.
Se recomienda ser prudentes cuando uno ya es mayor.
Cuantos menos rivales se tenga, más fácilmente resultará vencerlos y se vivirá más seguro. Se emplea cuando se pretende deshacerse de quien causa daño o perjuicio.
Quien ha padecido algún daño, tiene miedo de que le vuelva a suceder algo parecido y huye de cualquier situación similar.
Con frecuencia los hijos son comos sus padres, ya sea en las virtudes ya sea en los defectos.
Uno puede burlarse de alguien, pero no de su riqueza. Simula un comentario para sí mismo en el que da a entender que no se le engaña fácilmente en cuestiones económicas.
Nadie actúa siempre racionalmente, puesto que en su conducta a veces irrumpen sin control las fuerzas típicamente ilógicas del arte (música), el amor (poesía) o la locura.
Con la oscuridad de la noche o la falta la luz, resulta fácil disimular las tachas de lo que se vende, no se perciben los defectos de quien se presenta.
No siempre los hijos heredan las virtudes de sus padres ni aprovechan su buena crianza, si son de mal natural.
Es lógico que los hijos se parezcan a los padres.
A falta de lo que agrada o apetece, cualquier cosa puede ser buena, para saciar el hambre, como la paja o el heno, considerados alimentos vegetales para los animales de poco valor nutritivo.
En ocasiones, hechos insignificantes pueden provocar efectos de gran importancia, por lo que no se debe despreciar lo pequeño, aunque parezca que tiene poca importancia.
Se dice cuando se ha iniciado ya una acción y hay que procurar terminarla pese a su peligrosidad y aceptando todas las consecuencias. Se emplea para indicar que, ante una situación muy difícil, se opta por la solución más descabellada, en este caso representada por la decisión de tirarse al río, por ejemplo, ante el avance del enemigo o un fuego. Tal opción se debe ante la desesperación que conduce a que ya nada importe, o ante la idea de que lo más absurdo representa la única solución.
Algo de fea apariencia puede llegar a hacerse bello.
El mentiroso provoca enfado y desconfianza.
Del mismo modo que del rabo retorcido del cerdo no puede salir una saeta derecha, de personas de vil condición no cabe esperar acciones ni obras nobles.
Las palabras de una persona descubren lo que hay en su cabeza. Se aplica en sentido irónico o burlesco cuando alguien que no destaca por su sensatez da una opinión disparatada.
Se refiere a la relación existente entre la causa y el efecto, concretamente, la calidad del resultado.
Por lo general, el carácter y las costumbres se transmiten de padres a hijos. Se puede aplicar también a todo lo que se parece a su origen.
Se emplea para indicar que, en este mundo, hay personas de cualquier condición y naturaleza.
Lo necesario nunca estorba. En este caso, se manifiesta el deseo de tener en abundancia.
Todo necesita una base y unas condiciones para cumplirse.
Da a entender que una causa pequeña puede producir un gran efecto.
No hay que confiar alegremente en lo que dicen o prometen las personas, y más sin conocerlas bien. Esta paremia manifiesta también lo difícil que resulta medir las obras con las palabras.
Un río aparentemente tranquilo puede esconder remolinos y hoyas, por lo que resulta más temible que un río de corriente violenta. Aplicado a las personas, este refrán da a entender que las personas de carácter tranquilo pueden mostrarse sumamente irascibles, cuando se enojan, con la consiguiente sorpresa para quienes tenían otra impresión de ellas.
Resulta fácil pasar de uno a otro, cuando la relación rota ya sea amorosa o amistosa desemboca en una relación de odio.
Cuando alguien pierde su autoridad, sufre alguna contrariedad o queda sin protección, puede suceder que los demás traten de sacar provecho de esta circunstancia.
Alude a la inestabilidad de la fortuna que puede afectar a los bienes en sentido negativo y provocar daños cuando menos se espera.
La evidencia de que es necesario tener la materia prima para confeccionar artículos de dicho material sirve para afirmar que, si se tiene lo principal, todo está resuelto, pues resulta más fácil conseguir lo secundario o accesorio.
En ocasiones, existe mucha distancia entre lo que uno dice y lo que hace, por lo que conviene no confiar en promesas que pueden no cumplirse.
Cuando se sufre un descalabro, hay que intentar perder lo menos posible. También se emplea para indicar conformidad porque la desgracia acaecida no es tan grande como se temía.
Afirma que la carne de estos animales resulta más apetitosa que la de los demás.
Previene contra quien enfatiza mucho con juramentos afirmaciones o promesas, que pueden desencadenar un ataque inesperado.
Por su experiencia de la vida la persona de edad es quien mejor puede dar consejos. En las variantes, se añade la figura del rico, del poderoso que puede ayudar a los más necesitados.
Transcurrido ese tiempo ya habremos muerto y nuestra cabeza se reducirá a una calavera; por tanto, estaremos libres de las miserias de esta vida.
Los viajes con los amigos y compartir situaciones difíciles contribuyen a ejercitar la paciencia y la tolerancia mutuas. En un sentido más amplio, esta paremia alude a la convivencia, como vía para conocer mejor a las personas y para comprobar si en verdad están dispuestos a prestar ayuda.
Cuando tenemos una preocupación o una pena, podemos aliviarlas contándosela a otra persona, de quien puede venir consuelo, comprensión y, tal vez, ayuda efectiva.
Suele decirse a modo de consuelo a quien pierde en el juego. Puede emplearse también con un sentido irónico.
Se emplea cuando se intenta arreglar algo estropeando otra cosa.
Quien no tiene ambición, se conforma con facilidad, incluso si pierde. Se emplea para expresar resignación ante el infortunio.
Conviene no apresurarse en ejecutar una labor o tarea, con el fin de que salga lo más perfecta posible. En general, se emplea para recomendar calma en la obtención de algo.
Resulta difícil guardar un secreto tras haber abusado de la bebida.
Advierte lo perjudicial que resulta realizar cualquiere esfuerzo inmediatamente después de haber comido, inclusive el esfuerzo mental.
Recomendación dietética para evitar que la leche siente mal y puedan producirse vómitos.
Este refrán anima a ser optimistas cuando las circunstancias son adversas, al afirmar que pueden cambiar rápidamente y pasar a una situación favorable en poco tiempo. Se utiliza también en su sentido literal, para aludir al tiempo atmosférico.
Al cabo de un tiempo, más o menos largo, las situaciones se enderezan, o al menos se amortigua su efecto.
Alude a la creencia popular de que el agua sienta mal si se bebe después de haber comido fruta.
Alude a lo que se hace tras pasar la ocasión, cuando ya es tarde.
Suele aplicarse a los hipócritas que tratan de ocultar sus vicios bajo la apariencia de virtud.
Recomienda no inculpar a otro ni hacer público lo que pueda perjudicar a alguien aunque apoye nuestro argumento.
Alude al solsticio de invierno, en que las horas de luz coinciden con las horas de oscuridad y a partir de este día, empezará a amanecer antes.
Este refrán recrimina a los perezosos y a quien pone excusas por no haber hecho algo por falta de espíritu o por haber perdido el tiempo.
Previene contra los gastos sin control. Después de la abundancia no es raro que venga la necesidad.
Parte de la alegría que se puede conseguir se experimenta la víspera, el tiempo previo en que se sueña y se desea.
Se dice cuando se ejecuta algo inmediatamente después de haberlo decidido.
Alabanza del mes de noviembre.
Hablar con franqueza suele acarrear enemistades.
Alude a las personas que critican en otros los mismos defectos que ellos tienen. Se recrimina la contradicción que supone criticar a otro defectos que uno es el primero en tener.
Alude a las personas que critican en otros los mismos defectos que ellos tienen. Se recrimina la contradicción que supone criticar a otro defectos que uno es el primero en tener.
Alude a la creencia popular de que no conviene beber agua después de haber tomado leche. Lo aconsejable es hacerlo al revés.
Recrimina a las personas igual de ruines que se echan en cara sus defectos. También se aplica a quienes poseen defectos y vicios y critican faltas menores en otros.
Se puede deducir los gustos y aficiones de alguien por los amigos y ambientes que frecuenta. Del mismo modo, este refrán advierte de la gran influencia que ejerce en el comportamiento o en las costumbres de alguien las compañías de los demás, ya sean buenas o malas.
Suele suceder que quien alardea de algo precisamente carece de ello.
Alude al poder del dinero, a la facilidad con que el rico consigue lo que quiere.
Da a entender el poder del dinero, que facilita aumentar su caudal a quien lo tiene. Con medios para emprender algo, bien sea dinero en efectivo o bienes de valor, se pueden obtener más beneficios o lograr mediante tratos condiciones mejores que otros.
La riqueza que alguien posee contribuye a que sea bien considerado y agasajado, e incluso que supla su pobre linaje.
Recomienda la conformidad en la desgracia y la confianza en Dios.
Se refiere a la justicia y castigo de Dios que recibe quien obra mal, confiado en su misericordia.
Enseña que Dios ayuda de acuerdo con la necesidad.
Alude con cierta ironía a la inclinación natural que lleva a juntarse a los de un mismo genio y temperamento. Se aplica más bien a personas de conducta censurable.
Ya que no estamos libres de luchas, se desea un rival razonable. En sentido general denota que resulta conveniente tratar con personas educadas que conozcan perfectamente el asunto en cuestión, ya que la conversación con gente necia provoca mucha pesadumbre.
Da a entender que debemos esperar el remedio a nuestros males de la misma mano que nos los ha enviado.
Para salir airoso de un problema o una situación difícil, lo mejor es tratar de conseguir metas intermedias, ir poco a poco o adoptar la estrategia de fragmentar la dificultad
Manifiesta el daño que causa en el entendimiento el exceso de bebida alcohólica.
Con frecuencia las presiones de los poderosos consiguen que no se haga justicia.
Cuando un mal se prolonga no hay buenas perspectivas. También puede aludir a que, después de la lucha con la enfermedad, era una batalla perdida de antemano.
A veces duele la cabeza por hambre.
Alude a la brevedad del dolor que sienten algunos al enviudar.
Se emplea para rectificar una afirmación o desdecirse.
Alude a las excelencias del sol para la salud y a lo conveniente que resulta una vivienda soleada.
Recomienda, por educación, acomodarse a las costumbres y usos del país en el que uno se encuentra, al tiempo que aconseja no singularizarse saliendo de los modos y usos establecidos en cada lugar para evitar conflictos.
Se sienten como propias las penas de las personas amadas. También alude al amor que va acompañado de celos.
Recomienda elegir el medio más directo y seguro para conseguir algo y evitar así posibles problemas.
Alude a las consecuencias que suelen acarrear el amor y la vejez. La experiencia confirma que quien ama no acepta compartir, pretende la exclusividad de tal afecto, entendido en parte como posesión y dominio, de donde surgen los celos. Por otra parte, el paso de los años produce en quienes los cumplen tristezas y malestar a causa de la pérdida de las fuerzas físicas y económicas, así como por la ausencia de seres queridos.
Censura de quien, por abuso de confianza, se comporta inadecuadamente.
Recrimina a quien se niega a hacer lo que se les manda con la excusa de que no saben hacerlo.
El subordinado no puede mandar si hay un jefe, pues ha de acatarse la decisión de quien detenta la autoridad, pese a la valía que puedan tener sus iniciativas propias. El subordinado suele emplear este refrán para reconocer su categoría social y el jefe suele decirlo para recordársela al subordinado.
Avisa de que, si no se repone el dinero que se gasta, llegará un momento en que agote.
Algo persiste de un enfado o de un afecto del pasado, especialmente si es agradable. Este refrán también da a entender que, aunque se haga de forma oculta las obras ilícitas, siempre queda algún rastro que las descubre.
Quien hace daño a alguien o habla mal de él, suele recibir el mismo pago. Se emplea para advertir a quien ha hecho alguna faena que seguramente recibirá la réplica correspondiente.
La gran ligereza de la liebre sirve para aludir a los sucesos repentinos e inesperados.
La pobreza suele provocar irritación y disputas en la familia.
Cuando falta el dinero y por consiguiente el sustento, fácilmente surgen las riñas y resulta difícil la convivencia.
Recomienda no acudir donde no se es requerido.
Alude a las consecuencias o efectos que tienen nuestros actos.
Se emplea con un sentido irónico para afirmar que las personas a veces siguen a otras por mimetismo, no por decisión y convencimiento propios.
Alude a la persona talentosa, cuanto más inteligente es menos busca la ostentación.
Cuando se debe tomar una decisión importante, resulta muy conveniente tomarse el tiempo necesario para reflexionar sobre ello y nada mejor que recurrir a la clarividencia que proporciona a la mente el descanso del sueño.
La abundancia de las cosechas depende de las lluvias y las templanzas de estos dos meses, concretamente de las lluvias de primavera.
Se dice cuando es preferible limitar el número de personas para conseguir que reine la concordia. Se aplica a los negocios, porque resulta más fácil que haya pocos socios a muchos, por la discordancia en los distintos pareceres. También puedeaplicrase a las parejas cuando aparece una tercera persona.
Cuando hay deseo de paz, no se entablan discordias, por lo que se recomienda calma.
El mando no suele compartirse. No es fácil compartir ni coincidir en un parecer, de ahí que la convivencia y los negocios de varios socios frecuentemente den lugar a disensiones y hasta a la ruptura.
La convivencia estrecha de los cónyuges suele traer como consecuencia que acaben coincidiendo en actitudes y modo de pensar.