A gran seca, gran mojada
Del mismo modo que suelen haber cambios climáticos muy bruscos, a un período difícil sigue normalmente otro más favorable, de manera que no hay que desesperarse. Se emplea principalmente cuando lleva mucho tiempo sin llover o, en sentido general, para señalar que no hay que desanimarse si se está pasando por un mal momento, pues seguramente vendrán tiempos mejores. El refrán se traslada del dominio meteorológico al moral, pierde el sentido no idiomático y adquiere un sentido idiomático.