A pillo, pillo y medio
Cuando alguien actúa con picardía o malevolencia, hay que emplear sus mismas armas, e incluso acrecentadas, con el objeto de tratar a un pícaro o a un malvado como se merece.
(refrain) m. Dicho agudo y sentencioso de uso común.
Cuando alguien actúa con picardía o malevolencia, hay que emplear sus mismas armas, e incluso acrecentadas, con el objeto de tratar a un pícaro o a un malvado como se merece.
Puede que de la antigua creencia de que el agua podía estar embrujada haya nacido la costumbre de bendecirla y así, librarla de los malos espíritus. Quizá esta creencia tenga su origen en las enfermedades que se contraían por beber agua contaminada. Del mismo modo, cuando se menciona a alguien o algo que no viene al caso o cuando se le atribuye alguna culpa sin causa apreciable, es señal de que existe alguna malicia. Se aplica también para justificar una alabanza o rechazar una censura.
Recomienda desconfiar de quien no respeta lo suyo.
Se aplica a personas y animales dotados de mala condición, para señalar que el mal persiste, que nunca desaparece. También se suele decir de la persona enferma, con el objeto de animarla.
No es aconsejable hacer nada reprensible.
Con frecuencia los hijos son comos sus padres, ya sea en las virtudes ya sea en los defectos.
Del mismo modo que del rabo retorcido del cerdo no puede salir una saeta derecha, de personas de vil condición no cabe esperar acciones ni obras nobles.
Así como las malas hierbas crecen con facilidad, también las malas acciones y las personas sin corazón se propagan extensamente.
Afirma que la persona más inútil suele ser las más dañina. Se emplea cuando el individuo más despreciable de un grupo echa a perder la labor común, como la oveja que hace su deposición precisamente donde estaba la leche recogida.
Cuando alguien desea tomar la revancha contra alguien, suele esperar a estar tranquilo para reflexionar mejor cómo va a hacerlo para que cause más daño.
Recrimina a quien por maldad o mala intención da una interpretación muy distinta a algo que se dijo con buena intención o sin malicia.
Quien lleva una vida desordenada tiene, por lo general, un fin desastroso.
Con gran dificultad desaparecen las malas costumbres, si están muy arraigadas, por lo que resulta muy provechosa la buena educación.
Las malas acciones sólo pueden traer las peores consecuencias.
Adondequiera que vaya, cada uno lleva sus costumbres, su carácter y muy difícilmente las cambiará. El cambio de lugar no trae la mejora de naturaleza y conducta.
Penaliza al cómplice y no sólo al ejecutor de una fechoría.
Alude a quien hace alguna faena y, luego, se oculta, sin reconocer su culpa; se refiere a quien halaga por delante y ofende por detrás.