A buen gato, buen rato
Se dice cuando los adversarios poseen idéntica fuerza. Por otra parte, aconseja una respuesta eficaz y bien dirigida a un buen ataque.
(refrain) m. Dicho agudo y sentencioso de uso común.
Se dice cuando los adversarios poseen idéntica fuerza. Por otra parte, aconseja una respuesta eficaz y bien dirigida a un buen ataque.
Cada cosa ha de complementarse con lo que le corresponde o necesita. Aplicado a los humanos, este refrán indica también que todos pueden encontrar pareja. Del mismo modo, da a entender que lo más insignificante puede hacer su servicio en algún momento.
El trato dado a alguien debe estar conforme a su condición y categoría. Esta paremia puede señalar también la conveniencia de adaptarse a las circunstancias.
La cortesía aconseja tratar a cada uno de acuerdo con su categoría y merecimiento.
Quien consigue de improviso una posición elevada social o profesionalmente está muy expuesto a perderla de manera brusca y ocupar una posición inferior a la de la mayoría de la gente. La pérdida de una buena posición socioeconómica resulta más dolorosa cuanto más elevada es.
Puede suceder que algunos alcancen con rapidez una posición elevada y que la suerte cambie de tal modo que se quede en una posición muy inferior.
Ante un problema grave, no hay que temer recurrir a medios enérgicos para encontrar la solución.
En sentido recto, se recomienda tener una buena dentadura para poder comer todo tipo de alimentos, en especial aquellos que están duros y que no queda más remedio que tomar para saciar nuestra hambre. En sentido general, enseña a adaptar los medios a la tarea que se va realizar, en función de la dificultad de lo que se va a intentar hacer. Se recomienda decisión y esfuerzo para superar los obstáculos.
Señala la correspondencia inexistente entre los fines y los medios: una escasa inversión suele acarrear poco beneficio.
Hay que dar a cada uno el trato que corresponde a su conducta, clase o rango.
Recomienda que cada uno debe relacionarse o juntarse con los de su misma naturaleza o condición, sin aspirar a más ni descender a menos. Se puede decir también este refrán para recomendar a alguien que sepa estar en el lugar que le corresponde.
La semejanza entre los esposos en distintos órdenes -carácter, edad, nivel social, gustos, etc.- suele ser beneficioso para que no surjan problemas al considerarse uno superior a otro e incurrir en desprecios que dificultan una convivencia armoniosa.
Conviene que cada uno se relacione y contraiga matrimonio con los de su categoría o con quienes tengan gustos parecidos.
En amistad o matrimonio, recomienda relacionarse con los de naturaleza o condición similar.
Del mismo modo que se necesitan buenos medios de locomoción y dinero para realizar un largo viaje, no se debe emprender algo arduo sin contar con los medios adecuados.
Recomienda buscar pareja de la misma posición social o económica y, de este modo, se evitarán las críticas.
De la vida que uno lleve depende el fin que tenga. Las costumbres determinan en gran medida el tipo de vida y el probable final de cada uno.
Para soportar las fatigas del camino, son necesarias una alimentación y una bebida adecuadas. Contando con lo básico para estar alimentado, se puede emprender viaje. En un sentido amplio se aplica al trabajo, pues el refrán enseña que, para hacer un buen trabajo, se debe contar con los medios adecuados. Si se pasa hambre, mal se puede trabajar. Alude también a la conveniencia de cuidar del sustento de quienes trabajan, para que cumplan satisfactoriamente sus obligaciones.
Denota la gran influencia que ejerce en las costumbres de un pueblo o de una comunidad el comportamiento de quien los gobierna. Por eso, recomienda a los gobernantes actuar con honestidad y a los súbditos elegir bien a sus gobernantes.
Enseña que Dios ayuda de acuerdo con la necesidad.
Del mismo modo que esta poderosa rapaz se alimenta de piezas mayores que los insectos, hay quien rechaza ciertos menesteres por considerarlos impropios de su categoría.
Enseña que se debe guardar un equilibrio entre la ayuda que se ofrece a los demás y las propias necesidades, pues hay que ser generoso sin olvidar las necesidades de uno mismo. Alude también a la prudencia que se ha de tener para no ser ni demasiado pródigo ni demasiado avaro al dar algo.
Denota que unas cosas se compensa con otras. También puede significar que lo que se ahorra por un concepto se gasta por otro, por loq ue viene a ser lo mismo.
Quien lleva una vida desordenada tiene, por lo general, un fin desastroso.
Para llevar una vida desahogada, se recomienda mantener un equilibrio entre lo que se tiene y lo que se da.