Al hombre viejo, múdale de tierra y dará el pellejo
Las personas mayores están acostumbradas a un clima, a su casa y a sus hábitos, por lo que llevarlos a otro lugar les afecta bastante, incluso a veces puede costarles la vida.
(refrain) m. Dicho agudo y sentencioso de uso común.
Las personas mayores están acostumbradas a un clima, a su casa y a sus hábitos, por lo que llevarlos a otro lugar les afecta bastante, incluso a veces puede costarles la vida.
Quien no está familiarizado a refinamientos ni lujos no sabe apreciarlos e, incluso, llegan a molestarle los detalles más insignificantes. En un sentido más amplio, este refrán alude a la repugnancia y dificultad de quien no está acostumbrado a algunas cosas ni enseñado para hacerlo y se queja por ello.
La afición al vino es difícil de perder y muy inconveniente para la salud, el bolsillo, el trabajo y la vida familiar. Muestra escepticismo ante la posibilidad de recuperación, y sirve de advertencia a la mujer para que no tome marido con tan perniciosa costumbre. En sentido general, alude a la gran dificultad que supone dejar los malos hábitos.
Conviene adaptarse a los usos y costumbres del lugar donde uno viva o adonde uno vaya.
Lo que se admite habitualmente llega a adquirir fuerza jurídica. Algunos, por su propia conveniencia, se aferran a lo que es costumbre, sin analizar si es justo o legítimo.
En lo que se refiere a las costumbres, hacen más las compañías que el linaje y la crianza.
Quien ha realizado una actividad será capaz de repetirla muchas veces. Por lo general, se aplica en un sentido negativo.
Quien sabe realizar bien una actividad o una labor, será capaz de repetirla muchas veces. Se puede aplicar en un sentido peyorativo.
Adondequiera que vaya, cada uno lleva sus costumbres, su carácter y muy difícilmente las cambiará. El cambio de lugar no trae la mejora de naturaleza y conducta.
Alude a la facilidad con que repite sus acciones el malvado.