Allégate a los buenos y serás uno de ellos
Recomienda elegir buenas compañías porque el trato asemeja a las personas, por el beneficio y provecho que se obtiene de ellas, por el buen ejemplo que dan.
(refrain) m. Dicho agudo y sentencioso de uso común.
Recomienda elegir buenas compañías porque el trato asemeja a las personas, por el beneficio y provecho que se obtiene de ellas, por el buen ejemplo que dan.
Los niños carecen de conocimiento y de la fuerza suficiente para realizar labores agrícolas, como la de arar la tierra. El niño simboliza el obrero inexperto. En sentido general, no se obtienen beneficios si se elige un colaborador inexperto, por ahorrarse un dinero al pagar un sueldo bajo o por no seleccionar bien a los que van a ayudar. También se utiliza para aconsejar la conveniencia de mantener a distancia a los niños.
Da a entender que, en un asunto o negocio, se avienen mejor dos que muchas personas. También es una manera de hablar del matrimonio.
Recomienda alejarse de las personas demasiado parlanchinas.
Cuando tenemos una preocupación o una pena, podemos aliviarlas contándosela a otra persona, de quien puede venir consuelo, comprensión y, tal vez, ayuda efectiva.
Se puede deducir los gustos y aficiones de alguien por los amigos y ambientes que frecuenta. Del mismo modo, este refrán advierte de la gran influencia que ejerce en el comportamiento o en las costumbres de alguien las compañías de los demás, ya sean buenas o malas.
Alude con cierta ironía a la inclinación natural que lleva a juntarse a los de un mismo genio y temperamento. Se aplica más bien a personas de conducta censurable.
Se emplea con un sentido irónico para afirmar que las personas a veces siguen a otras por mimetismo, no por decisión y convencimiento propios.
Se emplea para señalar que, cuando hace falta, se debe repartir lo que se tiene. También se dice para convencer a alguien para que se quede a comer, aun cuando no se la esperaba.
Se emplea cuando hay demasiadas personas en un lugar y llegan más. En un sentido más amplio, se aplica cuando hay exceso de algo malo y todavía aumenta en perjuicio de uno.
Advierte del peligro que acarrean el trato y la conversación con personas malvadas.
Las personas con intereses idénticos disimulan mutuamente sus defectos.
Manifiesta que es preferible la soledad a una mala compañía.
En lo que se refiere a las costumbres, hacen más las compañías que el linaje y la crianza.
Denota el poder que puede ejercer el ejemplo y las malas compañías.
Alude a la poderosa influencia de las malas compañías, por lo que conviene huir de ellas.
No conviene confiar el manejo de los negocios a personas ineptas o de poco seso, pues seguramente no obtendrá beneficio alguno.
Alude a la influencia negativa que ejercen las malas compañías.