Del mismo modo que el buey acostumbrado al arado no se tuerce, una persona realiza bien una actividad por haberla hecho durante mucho tiempo. Se aplica este refrán a quien desempeña bien su oficio por su inteligencia y la experiencia adquirida durante años. Se dice también para elogiar las cosas viejas, porque con frecuencia son más provechosas y útiles que las nuevas.
Se puede deducir los gustos y aficiones de alguien por los amigos y ambientes que frecuenta. Del mismo modo, este refrán advierte de la gran influencia que ejerce en el comportamiento o en las costumbres de alguien las compañías de los demás, ya sean buenas o malas.
Cuando se pide explicación de algo, responde debidamente quien conoce el asunto o la materia. Se emplea también para advertir que no actúe ni hable quien no es entendido en la materia.
El dueño de un negocio sabe más de él, por poco que entienda, que otra persona que lo juzga de lejos y sin conocimiento alguno. Da a entender la importancia de la experiencia. Con este refrán se excusa a veces el comportamiento de alguien que resulta incomprensible, pero que tiene su fundamento aunque no es conocido porque no es discreto hacerlo público.
Por la muestra o por el principio de algo, se puede conocer el resto. Así, un indicio puede servir para llegar a una deducción más general. Se dice también de las cosas o de las personas, cuando se conocen sus defectos o cualidades únicamente por un solo hecho.
Se emplea en sentido recto y, en sentido figurado, para indicar que se puede conocer cómo son los demás por un detalle en su comportamiento. También se emplea para indicar que por una parte de algo se puede conocer cómo es el todo.
Da a entender que, a primera vista, no son evidentes los defectos de la personas o de las cosas. En un sentido más amplio, se refiere a que se ha conocido la malicia o el engaño de alguien.
Da a entender que se puede conocer algo por una parte de ella o por un objeto similar. También se puede aplicar a las personas, cuando se juzga a alguien por uno de sus actos o por un rasgo de su carácter.