A casa de tu tía, mas no cada día
No es conveniente excederse en la frecuencia ni en la duración de las visitas a parientes y amigos para no cansarlos.
(refrain) m. Dicho agudo y sentencioso de uso común.
No es conveniente excederse en la frecuencia ni en la duración de las visitas a parientes y amigos para no cansarlos.
El amor hacer mirar a las personas con otros ojos y, para los padres, sus hijos no tienen defectos ni son feos.
La mejora económica y social que una generación ha logrado con esfuerzo, sitúa en mejor posición a la siguiente, pero la posterior no siempre mantiene el hábito de esfuerzo y economía con que se alcanzó. Quienes han trabajado mucho para conseguir algo no gastan a la ligera como los que lo han recibido por la generosidad y el sacrificio de sus progenitores.
Quienes no son padres, a veces tienen que asumir preocupaciones, atenciones o gastos por causa de otros vínculos familiares. En un sentido más amplio, da a entender que en ocasiones sobrevienen cuidados por causas ajenas a quien no los tiene por su propia situación.
Lo poco que calienta el sol invernal sirve para denotar que, entre suegros y yernos, suele haber una amistad tibia, de compromiso e, incluso, de escasa duración. Se ha fundado esta apreciación en el hecho de que hay matrimonios movidos por el interés material.
Solamente es seguro y constante el amor de los padres, por lo que se debe confiar en él.
Da a entender que las relaciones familiares políticas no son siempre fáciles, de modo que vive con más tranquilidad quien no conoce suegra ni cuñadas.
Conviene que la familia, entendida en un sentido amplio, disponga del espacio suficiente para tener cada cual su intimidad y, de ese modo, disensiones.
Alude a la mala relación que puede existir con el cuñado, pues, al pertenecer a la familia política, se considera que pueden diferir en gustos y actitudes.
No es aconsejable entrar en conflictos familiares, porque los que son de la misma sangre suelen después entenderse y pueden achacar a los extraños una culpa que no les corresponde y, de esa forma, se pierde la amistad.
Dentro de la familia hay discrepancias y enfrentamientos.
Recomienda no intervenir en las discusiones entre parientes, porque ellos pueden reconciliarse con facilidad; pero quien ha tratado de mediar con frecuencia pierde la amistad de algunos o de todos.
Alude a la predilección que se siente por los hijos de sus hijas antes que por los de sus hijos, porque se tiene la certeza de que son nietos.
Recomienda amar y atender a los padres tal como esperan ser luego ellos atendidos.
Se aprecia y ama lo que cuesta lograr. Se refiere en particular a las madrastras, que difícilmente puede amar a los hijos de su marido porque ellas no has sufrido las fatigas del embarazo ni del parto.
Las preocupaciones que siente los padres por los hijos se acrecientan cuando los hijos se van haciendo mayores, pues son mayores los problemas que puedean tener.
Se elogia a quienes no desmerecen con sus acciones la buena fama de sus ascendientes.
Advierte de la gravedad que pueden alcanzar los efectos de la enemistad y el rencor entre hermanos, y también entre personsa unidas por parentesco.
Pondera la fuerza de los vínculos de sangre (Autoridades). También señala la fuerza de las pasiones sobre todo juveniles, tal es el sentido de «La sangre nueva poco calor ha menester para hervir» (La Celestina IV).
Tanto la suegra como el médico no son visitas que resulten agradables.
La educación de los hijos no consiste en liberarlos de cualquier tarea, pues, por querer hacer un bien, resulta un mal.
Uno de los miembros de la familia menos apreciados y amados es la madrastra, porque se considera que no quieren a sus hijastros.
Se ensalza la vencidad frente al parentesco porque, en las situaciones difíciles, se recurre con frecuencia a la persona más cercana, un vecino, por lo general.
Los vínculos familiares prevalecen sobre los de la amistad.
En ocasiones, vale más una buena amistad que la familia, en especial si la relación resulta dañina.
Denota la brevedad del duelo que se siente por lo general hacia la suegra. El refranero refleja el poco afecto que se profesa a la suegra.
En lo que se refiere a las costumbres, hacen más las compañías que el linaje y la crianza.
Se emplea cuando no resulta beneficiosa la presencia cercana de parientes.
Recomienda soportar con resignación los malos momentos por los que pasa un familiar.
Advierte lo que puede acontecer si se abandona sin justo motivo a sus parientes o allegados, Dios le abandonará también.
Los hermanos se dispensan ayuda, de modo que tener hermanos es contar con ayuda.
Advierte no censurar los defectos ajenos si uno está expuesto a incurrir en ellos.
Recomienda a cada uno cumplir lo que le corresponde y llegar hasta donde alcancen sus medios, sin preocuparse por los demás.
Recrimina a quien maleducan a sus hijos dándoles todo lo que piden, sea o no beneficioso para ellos. En sentido general, alude al daño oral o material que causa un amor excesivo e imprudente.
El amor auténtico que sienten los padres por los hijos suele verse correspondido a veces por la ingratitud de los hijos.