A boda ni bautizo, no vayas sin ser llamado
Se recrimina a los entrometidos, especialmente cuando hay alegría y abundancia, como sucede en los banquetes. Alude también a la cordura con la que debe vivir quien se precia de ser honrado.
(refrain) m. Dicho agudo y sentencioso de uso común.
Se recrimina a los entrometidos, especialmente cuando hay alegría y abundancia, como sucede en los banquetes. Alude también a la cordura con la que debe vivir quien se precia de ser honrado.
Da a entender el cuidado con que cada uno debe guardar lo suyo si se desea que esté seguro. También recomienda a cada uno atender su obligación, puesto que no conviene inmiscuirse en la vida de los demás.
Cuando algo no es de nuestra incumbencia, lo mejor es no inmiscuirse y dejar que las cosas sigan su curso natural.
Es preferible que no se altere el orden de las cosas y acontecimientos. También da a entender que cada uno debe estar en su lugar y en sus asuntos.
Conviene que la familia, entendida en un sentido amplio, disponga del espacio suficiente para tener cada cual su intimidad y, de ese modo, disensiones.
Cada cual debe estar a lo suyo y no apenarse en exceso por lo que no nos concierne.
Critica a las personas entrometidas y advierte de las molestias que causa tratar de ayudar a otros, cuyos problemas no nos afectan directamente.
Advierte que nadie está seguro en su puesto y que, con frecuencia, el recién llegado desbanca a los que ya estaban, porque, aprovechándose de su confianza, quieren disponer por encima de su superior.
Recomienda no acudir donde no se es requerido.
Reprende a quien no disfruta de algo y además impide que otros lo hagan.
Recomienda no ser entrometido en los asuntos ajenos.
No es aconsejable entrar en conflictos familiares, porque los que son de la misma sangre suelen después entenderse y pueden achacar a los extraños una culpa que no les corresponde y, de esa forma, se pierde la amistad.
Recomienda no intervenir en las discusiones entre parientes, porque ellos pueden reconciliarse con facilidad; pero quien ha tratado de mediar con frecuencia pierde la amistad de algunos o de todos.
Da a entender que no conviene inmiscuirse en asuntos ajenos.
No conviene que intervengan muchas personas en un asunto, porque puede provocar desorden o desconcierto, al haber pareceres diversos.
Recomienda no entrometerse en asuntos ajenos, en los que no es requerido.
Cada uno debe ocuparse de sus asuntos, de su profesión y opinar sólo de lo que entiende, evitando meterse en lo que no le afecta ni entiende.