A caballo regalado, no le mires el diente
Este refrán recomienda aceptar los regalos de buen grado y sin poner reparo alguno, pues se considera descortés el analizar exhaustivamente la calidad del obsequio, así como resaltar sus defectos o fallos.
(refrain) m. Dicho agudo y sentencioso de uso común.
Este refrán recomienda aceptar los regalos de buen grado y sin poner reparo alguno, pues se considera descortés el analizar exhaustivamente la calidad del obsequio, así como resaltar sus defectos o fallos.
Cada cual tiene en gran estima su casa, sea cual sea su condición.
Este refrán recomienda la moderación en el comer, incluso si se trata de alimentos considerados exquisitos, pues, aunque sean buenos, pueden acabar por cansar. En un sentido más general, indica que las cosas, aun siendo buenas, deben tomarse con calma, con el fin de no hartarse de ellas, pues no gustan que se repitan, se prefiere la variación.
Por lo general, hablamos de las cosas según el daño o el provecho que hemos obtenido de ellas.
A cada uno le agrada estar en su casa, donde se encuentra a su aire, aunque pueda haber otras más amplias o lujosas.
Enseña que sólo apreciamos algo que poseemos, en especial la buena suerte o las posesiones, cuando falta o se aleja de nuestro lado.
Se estima que el contraste, o al menos la diversidad, suele agradar.
Originariamente alude a que los hortelanos alternan diferentes productos en las eras de su huerta. Esta idea de alternancia ha hecho que se aplique también este refrán cuando se produce una alternancia de las cosas buenas con otras menos buenas. Del mismo modo, se utiliza en las ocasiones en que conviene variar de vez en cuando para no llegar a cansarse de algo. Se dice, además, si nos sentimos engañados en una compra, cuando nos han mezclado productos de diferente calidad.
Da a entender que no sabemos valorar en su justa medida lo que conseguimos sin esfuerzo o lo que adquirimos con poco dinero.
Se dice cuando alguien no puede ver un asunto o una situación en su conjunto porque está prestando atención a los detalles.
Los necios y quienes no están acostumbrados al lujo ni a cierto refinamiento no saben apreciarlo.
Solamente valoramos algo que poseemos, en especial la buena suerte o las posesiones, cuando falta o se aleja de nuestro lado.
Recrimina a quienes eligen dejan lo mejor de lo que se les presenta para quedarse con lo peor, por no saber apreciar su valor.
Lo que resulta placentero para unos puede desagradar a otros.
Puede que ciertas personas o cosas consideradas hoy malas, sean tenidas por buenas, al compararlas con otras peores. Suele decirse cuando alguien deja un lugar, un puesto de trabajo, generalmente no por su propia voluntad.
Denota la facilidad con que pensamos o sospechamos que otros son o actúan como nosotros, en especial cuando se trata de malas acciones o aptitudes.
Cada uno es libre de desear o de opinar lo que quiera.
Alude a la buena acogida que, por lo general, tienen las cosas nuevas.
Cada uno debe ocuparse de sus asuntos, de su profesión y opinar sólo de lo que entiende, evitando meterse en lo que no le afecta ni entiende.