A la vejez, aladares de pez
Critica al anciano que se tiñe las canas para parecer más joven. En sentido más genérico, critica a quien trata de negar lo que resulta natural por el paso de los años.
(refrain) m. Dicho agudo y sentencioso de uso común.
Critica al anciano que se tiñe las canas para parecer más joven. En sentido más genérico, critica a quien trata de negar lo que resulta natural por el paso de los años.
Quien se atribuye lo que no le pertenece se expone a verse despojado en el momento menos pensado. Este refrán se aplica también a los jactanciosos que presumen de méritos que no poseen.
Critica a quien, sin poseer mérito ninguno, presume de haber hecho o dicho algo importante.
Crítica a los jóvenes que, pese a su poca experiencia, presumen de mayores o excusan achaques propios de alguien mayor.
Se emplea este refrán para encarecer algo por su gran tamaño. Se dice también para ridiculizar a quien hace ostentación de algo, ignorante de que no todo consiste en las mayores dimensiones de lo adquirido o poseído. Critica a los que eligen lo de mayor tamaño sin considerar si es lo mejor.
Si se quiere vender algo, se suele tratar de convencer a los posibles compradores de que su mercancía es la mejor. En sentido amplio, cada cual suele encarecer lo propio y presenta lo suyo como lo más perfecto. En ocasiones, se emplea con un sentido irónico para criticar a quien presume de sus méritos.
Suele suceder que quien alardea de algo precisamente carece de ello.
Alude a quien se jacta de tener algún pariente acomodado, pese a que no puede recibir de él ningún favor, porque no se acuerda de él por vivir lejos o por cualquier otro motivo.
Contrapone la humildad de quien posee muchos conocimientos frente a quien carece de ellos y, por eso, se muestra osado y pretencioso.
Alude a quien presume de tener dinero, pero no es así.
Con frecuencia pretende destacar o vanagloriarse de algo quien menos ha hecho por carecer de las cualidades necesarias para llevarlo a cabo.
Se dice cuando quienes amenazan y se muestran coléricos no son los más peligrosos, pues hacen poco o sólo bravatas.
Por lo general, se jacta de algo quien es incapaz de hacerlo.
Si uno es buen conocedor de sus limitaciones, no puede presumir de algo que no es o no tiene.