Cada palo aguante su vela
Manifiesta que cada uno ha de sufrir lo que se merece o lo que le corresponde.
(refrain) m. Dicho agudo y sentencioso de uso común.
Manifiesta que cada uno ha de sufrir lo que se merece o lo que le corresponde.
Resulta muy difícil librarse de las penalidades, pues, en mayor o menor medida, todos las pasamos.
La persona que ha sufrido puede comprender mejor la situación, así como dar consuelo y buenos consejos.
Alude a la brevedad del dolor que sienten algunos al enviudar.
Se sienten como propias las penas de las personas amadas. También alude al amor que va acompañado de celos.
Alude a las consecuencias que suelen acarrear el amor y la vejez. La experiencia confirma que quien ama no acepta compartir, pretende la exclusividad de tal afecto, entendido en parte como posesión y dominio, de donde surgen los celos. Por otra parte, el paso de los años produce en quienes los cumplen tristezas y malestar a causa de la pérdida de las fuerzas físicas y económicas, así como por la ausencia de seres queridos.
Advierte que los padecimientos suelen acompañar a situaciones aparentemente agradables.
Se aplica a la persona que se encuentra en una situación difícil pero disimula o no exterioriza el sufrimiento que está padeciendo.
Resulta habitual encontrar todo tipo de dificultades en esta vida. Se emplea para aludir a los obstáculos que aparecen cada día.
Esto sucede porque corrigen y castigan al niño, y el viejo porque siente enfermedades y otros padecimientos. En definitiva, el llanto acompaña toda la vida del hombre.
Quien quiera ir bien arreglado, tiene que estar dispuesto a padecer algunas molestias. Se dice de modo muy especial para recomendar a las mujeres llevar zapatos de tacón alto. En sentido general, se emplea para advertir que se ha de padecer para conseguir lo que se desea poseer.