A burro muerto, la cebada al rabo
Reprende a quienes pretenden ayudar o poner remedio fuera de tiempo, cuando ya es demasiado tarde y ha pasado la ocasión oportuna, por lo que ya no puede surtir efecto.
(refrain) m. Dicho agudo y sentencioso de uso común.
Reprende a quienes pretenden ayudar o poner remedio fuera de tiempo, cuando ya es demasiado tarde y ha pasado la ocasión oportuna, por lo que ya no puede surtir efecto.
No hay que precipitarse sino aguardar pacientemente el momento adecuado para actuar o conseguir algo.
La imagen de la fuerza del agua a su paso por el lugar adecuado para ser utilizada representa la oportunidad que se escapa. De nada sirve pasar el tiempo lamentando no haber aprovechado una oportunidad que ya no está a nuestro alcance. Además de dedicarse como consejo para dejar de lamentarse por una contrariedad o para olvidar alguna ofensa, se puede emplear en ocasiones a modo de resignación.
No es aconsejable desperdiciar las buenas ocasiones cuando aparecen.
Para frecuentar sitios de calidad hay que ser sociable e incluso desenvuelto, con el fin de obtener beneficio de quienes se mueven en esos ambientes. Alude a las oportunidades de promoción que se desaprovechan por timidez.
Cuando se celebra una boda, acude gente muy diversa, lo que propicia en ocasiones que se conozcan personas que, a su vez, acabarán casándose.
Son beneficiosas las cosas que llegan a su tiempo.
Se debe realizar cada acto en el momento más oportuno o favorable. En ocasiones, el efecto que se quiere lograr diciéndolo es frenar a los impacientes, atrevidos o inoportunos.
Se recomienda aprovechar la ocasión favorable cuando se presenta, en este caso, la ocasión de casarse.
Alude a lo que se hace tras pasar la ocasión, cuando ya es tarde.
Una vez que la ocasión ha pasado, resulta vano solicitar a alguien cuál sería la solución más adecuada.
Resulta inútil actuar cuando ya es tarde, cuando ha pasado la oportunidad.
No debemos descuidarnos para no perder el tiempo ni las ocasiones.
Se alude a una labor agrícola oportuna en el mes de octubre.
Se emplea para animar a gozar de los placeres de la vida cuando todavía hay ocasión.
Con frecuencia se cometen malas acciones que no se habían pensado, pero se hacen por presentarse la oportunidad de llevarlas a cabo.
No hay que vacilar, sino tener decisión y diligencia para no perder las oportunidades que se presenten, pues no suelen aparecer dos veces.
La mejor condición para que algo llegue a buen término es hacerlo en el momento oportuno.
Cuando hay muchas facilidades para caer en la tentación, resulta muy difícil resistirse.
Denota que quien sabe retirarse a tiempo y escapar del peligro, sabe también acometer oportunamente.
En un sentido recto, se emplea cuando alguien se ausenta por unos momentos de la habitación y, al regresar, otra persona ha ocupado su sitio; si la recupera por irse durante unos momentos la persona que se la quitado, dirá: y quien se fue a Aragón la encontró. En un sentido más amplio, da a entender que la ausencia puede ocasionar una novedad perjudicial, como la pérdida de un empleo, por lo que se aconseja no abandonar el puesto cuando hay personas que lo desean.
Resulta muy difícil corregir vicios o defectos que se han hecho habituales o crónicos.
Recomienda huir de las oportunidades que pueden llevar a cometer malas acciones o que pueden evitar daños.
Recomienda no dejar escapar la ocasión cuando se presenta, por tener la esperanza de que llegará otra mejor.
Recomienda tener paciencia y saber esperar a que llegue lo que desea alcanzar.
Se emplea para indicar que, cuando a uno le queda poco tiempo para disfrutar de algo, no le importa hacer lo que le apetece, aunque no sea lo correcto.