Tal amo, tal criado
Según es el dueño de una casa, así son los que se encuentran a su servicio. En un sentido más amplio, se aplica a la influencia del jefe en sus subordinados.
(refrain) m. Dicho agudo y sentencioso de uso común.
Según es el dueño de una casa, así son los que se encuentran a su servicio. En un sentido más amplio, se aplica a la influencia del jefe en sus subordinados.
Se aplica a personas de poca valía y que por alguna razón se relacionan. Se establece semejanza o incluso igualdad aplicado a personas que valen poco. Por lo general, se emplea en sentido negativo.
La muerte puede aparecer en cualquier momento, tanto en la mocedad como en la vejez.
La excesiva curiosidad y la poca cautela puede provocar un gran perjuicio.
Penaliza al cómplice y no sólo al ejecutor de una fechoría.
Recrimina a quien maleducan a sus hijos dándoles todo lo que piden, sea o no beneficioso para ellos. En sentido general, alude al daño oral o material que causa un amor excesivo e imprudente.
Da a entender que, por lo general, se trata a una persona en función de su riqueza.
Quien se expone con frecuencia a las ocasiones de peligro tarde o temprano quedará atrapado en ellas.
Ensalza la precaución de disponer de varias soluciones por si falla una.
Alude a quien hace alguna faena y, luego, se oculta, sin reconocer su culpa; se refiere a quien halaga por delante y ofende por detrás.
Este refrán da a entender que las desgracias no son duraderas.
Recomienda tener paciencia y saber esperar a que llegue lo que desea alcanzar.
El paso del tiempo es inexorable y no podemos hacer nada para evitarlo.
Alude a la buena acogida que, por lo general, tienen las cosas nuevas.
Da a entender que los malos ejemplos se aprenden y siguen con más facilidad que los buenos.
Afirma que todas las cosas están formadas por su parte positiva y su parte negativa.
Se emplea a modo de consuelo para quien ha sufido alguna desgracia o contratiempo.
Alude a la posibilidad de conseguir el mismo objetivo por caminos distintos.
Este refrán alude a la igualdad de todos los seres humanos como tales, salvo por la apariencia externa o por algo accidental. Pese a tener todos un mismo origen, las clases sociales se distinguen por la educación y las riquezas. Por otra parte, el refrán puede tener el sentido de que nadie debe sentirse superior a los demás porque la única diferencia es muy superficial, la vestimenta. Advierte que no nos fiemos de las apariencias porque las reacciones humanas no se dominan fácilmente y personas ilustres y distinguidas pueden cometer iniquidades como cualquiera.
Recrimina la injusticia de quienes pretenden que no se disguste quien recibe no sólo un mal tratamiento sino también más penas.
Advierte contra la terquedad de algunas personas.
Expresa que el estómago lleno produce una considerable reducción en los movimientos, pues disminuye las ganas de trabajar o de andar.
Alude a la relación existente entre alegría y buena alimentación, pues, quien no ha saciado su apetito, no tiene ganas ni de divertirse.
Este refrán da a entender que el marido debe ser el amo en su casa, pues no está bien gobernada la casa en la que manda la mujer.
Previene desconfiar de todo el mundo sin excepciones y no divulgar lo que no es prudente.