Un agravio consentido, otro venido
No hay que dejarse humillar una sola vez para evitar nuevas humillaciones.
(refrain) m. Dicho agudo y sentencioso de uso común.
No hay que dejarse humillar una sola vez para evitar nuevas humillaciones.
Se refiere a los elogios que se hacen personas similares, por lo general de escasas cualidades.
En ocasiones, un mal hace olvidar otro similar que estaba causando muchas molestias. Suele aplicarse a asuntos amorosos, concretamente a la persona que ha sufrido un desengaño amoroso.
Enseña la importancia de la economía continuada, aunque se trate de cosas pequeñas.
Contiene un ataque directo contra los médicos. Se recomienda no ir mucho al médico.
El amor auténtico que sienten los padres por los hijos suele verse correspondido a veces por la ingratitud de los hijos.
Recomienda evitar en la medida de lo posible iniciar un pleito porque puede acarrear muchos más.
Aconseja no desfallecer ante la adversidad ni perder la esperanza de que la suerte cambie.
Se emplea para disculpar una equivocación, por el hecho de ser solamente una. Nadie está libre de cometer algún error o falta, porque todos somos falibles e imperfectos.
Alude a la dificultad de encontrar algo. Se emplea cuando se emprende una tarea de éxito dudoso por el tiempo que requiere.
Se puede encubrir muchas faltas con una buena apariencia.
No es lo mismo iniciar una tarea que acometerla hasta el final.
Resulta más fácil dar consejos que practicar lo que se aconseja.
No se puede deducir una regla o norma general de un solo caso. Asimismo, un indicio no basta para asegurar algo sino que se debe observar si se produce con cierta frecuencia o regularidad.
Reconoce que la mejor manera de probar algo es verlo.
Alude a la necesidad de ayudarse unos a otros para conseguir las cosas, al tiempo que recuerda la obligación de corresponder a las ayudas que nos prestan. Se refiere también al alivio o a la ventaja de que alguien nos ayude para acabar antes y con menos esfuerzo.
Hace una recomendación alimenticia para mantener un buen estado de salud. La manzana es considerada una fruta saludable y, por su precio razonable, está muy aceptado su consumo
Alude a la influencia negativa que ejercen las malas compañías.
Se emplea cuando manchan una pared escribiendo tonterías o palabras inconvenientes.
Se dice como reproche a quien no aprende con la experiencia, y también al rehusar alguna propuesta que encierra engaño.
Previene contra el desengaño que resulta ser a veces el matrimonio. También alude a la libertad que pierde quien lo contrae.
Hay personas que consiguen el fruto del trabajo realizado por otros.
Señala la distinta forma de pensar que tienen los que mandan y los que obedecen.
Además del sentido recto, se emplea para dar a entender que alguna cosa es totalmente diversa, impertinente y fuera de propósito para el caso.
Se aplica a quien se aprovecha del esfuerzo ajeno.
Alude a las personas que se benefician fácil o gratuitamente del esfuerzo ajeno.
Denota la distinta suerte que tienen las personas.
Alude a la situación en la que ninguno asume el trabajo y achaca su incumplimiento a otro, de modo que algo queda sin hacer porque uno pensó que lo hacía otro o que no era cosa suya.
Ningún trabajo debe minusvalorarse. Cada cual hace aquello para lo que está capacitado. Todas las tareas son necesarias y contribuyen a la resolución satisfactoria de una empresa.
Alude a la desigualdad en los bienes. Suele decirlo quien está falto de bienes a modo de queja, cuando compara su situación con la de otros mucho más desahogada. Se dice en ocasiones con cierta envidia, como un lamento por una situación que se juzga injusta.
En ocasiones, se llevan los beneficios quienes no han trabajado para conseguirlos. También se refiere a que a algunos se les achaca algo negativo cuando en realidad otros hacen igual o más. En este caso, no se trata de que no se hace justicia a efectos de recompensa económica, sino más bien de moral. Se dice con cierta ironía.
Con la práctica se adquiere habilidad y experiencia.
Recomienda comer juntos estos alimentos.