Vanse los amores y quedan los dolores
En la medida de lo posible, conviene ser prudente con el amor, pues las pasiones vehementes pueden pasar pronto, pero las consecuencias pueden duran bastante e, incluso, ser duraderas.
(refrain) m. Dicho agudo y sentencioso de uso común.
En la medida de lo posible, conviene ser prudente con el amor, pues las pasiones vehementes pueden pasar pronto, pero las consecuencias pueden duran bastante e, incluso, ser duraderas.
Se aplica a quien es feliz y tiene una situación económica muy desahogada, a quien tiene medios y puede enriquecerse aún más, y también a quien tiene riqueza y le favorece la suerte.
Con mucha facilidad nos damos cuenta de los defectos ajenos, cuando los nuestros pueden ser mayores.
Quien carece de amigos, se verá solo en los momentos difíciles.
Se aplica con cierta ironía a quien ya no tiene edad para hacer cosas de jóvenes, por lo que debería vivir de forma sosegada.
Equipara el viento con los cambios de fortuna, por su inestabilidad.
Algunos remedio no son del agrado del enfermo, pero ayudan a sanarlo.
Explica la cualidad que ayuda a conocer el pan y el vino y otros aspectos que entran en juego, como el sabor. La clave está en saborear los alimentos con varios sentidos.
Da a entender que, en ocasiones, el uso de adornos y una ropa adecuada contribuye a mejorar notablemente el aspecto físico. Dado que, con frecuencia se trata a las pesonas según se las ve, resulta importante una buena presentación.
Aconseja no apresurarse cuando uno tiene mucha prisa por hacer algo.
Recomienda conservar la vida, aunque sea viviendo con las molestias de una enfermedad o las de un trabajo.