A cada cerdo le llega su San Martín
Este refrán indica que no queda impune el comportamiento del malvado, pues, antes o después, quien ha obrado mal recibe su merecido.
(refrain) m. Dicho agudo y sentencioso de uso común.
Este refrán indica que no queda impune el comportamiento del malvado, pues, antes o después, quien ha obrado mal recibe su merecido.
Manifiesta que, cuando algo ha de suceder, las cosas se disponen para ello y nada se puede hacer para evitarlo.
Si alguien nos niega su ayuda, pensamos que, cuando nos necesite, seremos nosotros quienes no le haremos el favor que nos pida. Se dice este refrán como advertencia o intención oculta con la idea de desquitarnos de los agravios recibidos o de la actitud contraria de alguien.
Alude a la fuerza del destino. Cuando el destino nos proporciona una suerte, Dios velará porque se cumpla.
Encarece la fuerza del destino. Se emplea cuando no se ha podido evitar que algo ocurriera.